Ayer durante el mediodía tuve la necesidad de ir al supermercado para abastecer de provisiones. Debo decir que hace casi sesenta días que no iba a una tienda de estas debido a la cuarentena por covid, así que para mí resultó sumamente impresionante ver las condiciones bajo las que a partir de las medidas de sana distancia, funcionan, no solo los supermercados, sino muchas de las tiendas de artículos esenciales que continúan abiertas durante el aislamiento y que, primordialmente son de comestibles.
En el suelo y en lonas impresas a gran formato pude ver círculos de unos treinta y cinco centímetros de diámetro, en color verde que indican la distancia segura a la que podemos estar las personas unas de otras. Éramos felices y no lo sabíamos, la nueva normalidad a la que nos enfrentaremos luego de pasada la emergencia por el virus SARS-Cov-2, será para nosotros, los latinoamericanos, un poco más difícil de lo que creemos; lo anterior, si tomamos en cuenta que como parte de nuestra cultura la cercanía social está. o estaba, bastante arraigada.
El coronavirus tocó a pobres y ricos, de todo el mundo, y definitivamente, cambiará la forma en la que las sociedades de todo el mundo interaccionan. Las cosas no volverán a ser exactamente como eran antes, por lo que las maneras de comportamiento social, que impliquen un distanciamiento, evidentemente causarán un impacto en la vida del mundo futuro.
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